Hoy es uno de esos días en los que tengo la mente colgada de alguna nube; siento cómo le cae la lluvia en la cara, y cómo camina por el viento sin abrir los ojos, sin dejar de cantar ese tema que tanto se repitió durante la tarde, sin sacarse la sonrisa de los labios. Quizás el clima sea un factor determinante, quizás la proximidad de días de relajación sea la verdadera razón; no lo sé, pero tengo una teoría mucho más estimulante: estoy pasando, otra vez, por el camino en el que la mente se separa de mí, me mira desde afuera y me analiza como si fuese mi psicoanalista, y desde ese punto relaciona todo mi alrededor en una conclusión estupenda y alentadora.
Hoy es uno de esos días en los que pude entender cómo funcionan ciertas cosas en mi vida, y pude ver con claridad todas las señales que se me presentan. Sin ir más lejos, un día escribí una carta para alguien que (creo) nunca la leyó; en su momento las palabras que me salían de la mano eran solamente para ese alguien, sobre su vida y algunas cuantas frases de aliento y despedida. Y hoy, justamente hoy, encontré un borrador de esa carta, una hoja en la que leí un mensaje claro para mí, letras que se conjugaban para mostrarme el camino que tenía que elegir (y que justamente encaré hace poco tiempo), vocales y consonantes que parecían formar una flecha gigante hacia una misma dirección...señales hechas por y para mí, que jamás hubiesen podido formar parte de ese alguien al que iban dirigidas..
..hablé de "crepúsculos", "amaneceres" y "despertares"; nombré tres palabras que cobran un significado distinto hoy por hoy para mí, conceptos que describen una nueva etapa, una nueva manera de sentir y vivir. Me sorprende cómo una sútil despedida, una forma poética de mandar todo al tacho, se transformó con el tiempo en mi carta de bienvenida, en las instrucciones de uso de la vida, en el horóscopo del día de mi propia persona. Me sorprende que esté relacionando aquel momento nublado de mis horas con este continuo sol naciente de mi presente; me sorprende ver cómo ese eterno crepúsculo del pasado, hoy me parece una simple transición diaria; y me sorprende, también, caer en la cuenta de que desperté, tal y como describí en esa carta, tal y como pretendía poder sentirme después de escribirla.
Despertar es la mejor parte de dormir, es el instante de lucidez mental y espiritual, sensación parecida a la que debe tener un vitral cada vez que los rayos del Sol lo atraviesan, y toda la habitación se llena de sus colores, de sus formas. Despertar es lo que hacemos a diario, pero sentimos con tan poca frecuencia. Despertar, un concepto, mil sensaciones. Y como escribí aquella vez, "..sólo cuando dejamos de tenerle miedo a la oscuridad, es cuando enfrentamos la noche y volvemos a vivir el día..".
(Feliz despertar, Juli)