martes, 27 de diciembre de 2011

From me, to you

No puedo ponerme en tu lugar, no puedo sentir lo que vos, ni pensar como vos lo hacés.
No quiero llenarte de consejos trillados, frases sin sentido, ni palabras en vano.
No me siento cómoda en el papel de despertador, pero tampoco en el del que mira sin querer ver.
No me interesa ser quien te saque de ésta, me interesa ser quien te ayude a elegir salir.
No estoy lista para verte así, ni vos lo estás (y espero, que jamás lo estés), así que no veo el motivo por el cual seguís caminando por esta cuerda floja. Tampoco quiero entenderte, yo necesito volver a verte como antes, realmente es una necesidad sentir que estoy hablando con la persona que elegí para caminar conmigo, abrazar a quien tantas veces me escuchó, sonreír por tu sonrisa, alegrarme por tu alegría, y compartir todo mi tiempo con vos.
Todo el equilibrio que estás buscando, lo tenés más cerca de lo que pensás, de lo que creés tener; no más cómoda incomodidad, ni acostumbramientos, definitivamente llegó la hora de revelarse y caminar hacia la montaña, aunque tengas que estrellarte contra ella; es el momento de dejar de pensar en los posibles resultados, en las respuestas de los demás. Es el instante, es el tiempo que te dice a los gritos, que dejes de guardarte lo que debe estar afuera, todo lo que no te pertenece, te susurra con claridad que ya estamos grandes para vueltas sin sentido, que no sirve de nada llorar por dentro para que el resto no vea tus lágrimas; el tiempo te está hablando, te sacude, te ruega que empieces a caminar por donde tendrías que haber arrancado desde un principio, que dejes el otro camino para quien realmente se merezca vivir una vida que no le pertenece. Escuchalo, porque él es el que te va a ayudar a volver a vos, a encontrar tu calma, junto con tu nombre y tu forma de pensar y ser. Es el tiempo el único que te hizo llegar a este punto, y él mismo te está cacheteando e incitando a que dejes de huir y enfrentes todo de una vez. Es lo único que puedo decir, desde la egoísta posición de quien sólo quiere recuperar lo que alguna vez conoció y eligió; desde mi corazón que te extraña, al tuyo que tan olvidado tenés.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Se pierde entre la maraña de incógnitas, se mezcla con todos los suspiros sin causas aparentes, y de repente todo lo que decís no se piensa, salen las palabras formando frases que no sabés si tienen sentido...no lo sabés, y no te interesa; a nadie le interesa la coherencia cuando puede ver, desde la tierra, cómo se aleja la mente por entre las ramas, a la par del Sol. Y la seguís con la mirada sabiendo que va a volver cuando sea necesario, cuando tenga que despertarte y decirte las coordenadas de tu paradero; mirás todo con otros ojos, realmente no sabés si son los tuyos o lograste ver desde otro cuerpo, con otro motor. Quizás sea el aire el que haya cambiado, o el tiempo se haya detenido a mirar cómo vuela tu mente..esa que ya está cerca de una tímida Luna, que no se anima a dejarse ver con tanta claridad; esa mente que te ve desde arriba y no puede entender cómo seguís funcionando sin ella, y sin embargo disfruta tanto como vos estar suspendida. Ella lo disfruta, y vos ni te das cuenta, cerraste los ojos para poder ver mejor, para lograr imaginar todo lo que escuchás, todo lo que sentís, y así conocer realmente lo que ya tiene nombre y no explicación. Así, dejándola volar tranquila, vos pudiste ver cada detalle de las hojas, del paisaje, te divertiste imaginando gestos acompañados de ciertas frases, volaste mucho más alto y volviste antes, para poder abrir los ojos lentamente y ver cómo ella volvía..y observar cómo esta vez, no cambió nada.