lunes, 24 de enero de 2011

25 de enero de 2010 (Recordando lo que tengo que olvidar)

Tengo la receta para olvidar, para dejar de pensar toda la vida en las mismas cosas, y es tan simple como contradictoria. Conseguí, después de tantos aterrizajes forzados, la fórmula que me asegura un vuelo sin más problemas que la elección del destino; y es tan simple como contradictoria.
Hoy, sin pedir explicaciones a esa voz que cada tanto me regala las respuestas, pude sonreir con aires de satisfacción, como sonreiría un competidor subido al podio del primer puesto; hoy, sin darme cuenta, pude olvidar.
Y ojo que no se trata de olvidar egoístamente, uno sólo puede olvidar lo que realmente desea que no influya más en su presente, lo que hace mal al Hoy y al Mañana; no se trata de borrarse para siempre una imagen, una persona, un suceso..porque olvidar no es eliminar..olvidar es poder dejar en el asiento de atrás, de una buena vez por todas, lo que nunca tendría que haber ocupado el lugar del copiloto.

Sí, tengo la manera para lograrlo, y es tan simple como contradictoria: ante la necesidad de olvidar, no hagas más que recordar; uno puede estar toda una vida complicándose la existencia, pensando en no pensar más, tirando fotos, tapándose los ojos, algunos mirando esas fotos una y otra y otra vez, para así pensar todo el tiempo y terminar tapándose el corazón, obligando así a sus sentimientos lo que no puede ni siquiera hacer la mente. Uno puede estar toda una vida creyendo que olvidar es hacerse el desentendido con el tema, es mentirle a los demás y herirse a sí mismo, tapar los momentos con fotos inventadas. Sí, uno puede contarse un cuentito para dormirse tranquilo, y soñar que logró despejar las nubes, que logró olvidar. Pero no puede negar que al despertar las cosas siguen iguales, no sólo no olvidó sino que ni siquiera logró soñar. Entonces, si querés olvidar, no hagas más que recordar: tené presente el momento, la persona, tan presente como al motivo por el cual no lo querés en tu vida; no intentes esquivar lo imposible, afrontalo y desafialo, tu presente va a mostrarte que esos recuerdos tienen que estar en el pasado sólo por eso, porque es a donde pertenecen.
Olvidar no es matar, es archivar, y sólo logramos guardar en cajas cuando nos mudamos. Quizás podemos hacer una limpieza y tirar ciertas cosas innecesarias, pero también llevamos al nuevo lugar otras que sólo sirven para recordarnos cómo eramos antes, el pie justo para avanzar, para superarnos. Dejemos presente al pasado, pero nunca dejemos en el futuro al presente por culpa del pasado.

Si se trata de olvidar, se trata de recordar...

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