Me autocensuro. Y yo pienso a qué lugar de mis archivos irán todas las frases que dejo por la mitad, las conclusiones que nunca
son, las respuestas que realmente me niego a postular, o las descripciones de los sentimientos que aún no distingo. Me autocensuro todo el tiempo, y ni siquiera sé el por qué, no sé qué es lo que no me quiero dejar pensar. Me pongo barreras que pido al resto, se saque. Me doy cuenta y no sé cómo resolverlo. O sí, y no quiero verlo. Es un gran problema esto de no gobernarme.
(El gran problema es que me ría al ver lo rebuscada que soy, ojalá no pierda nunca mi sentido del humor.)
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