Ahora, con el cerebro colapsado, te digo: qué lindo es haberte encontrado. Qué bueno es saber que te tengo cuando creo que no necesito a nadie más que a mí; qué bien se siente tener los pies en la tierra y el corazón en las nubes (y que sea gracias a tu sonrisa), y qué placentero es darme cuenta de que alguna vez elegí bien.
Ahora, con el cerebro colapsado y tu sonrisa en mi sonrisa, te digo: qué lindo es habernos cruzado.
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