domingo, 4 de septiembre de 2011

5 de septiembre de 2011 (toma 4)

¿De eso se trata?. No sé, no estoy segura. Claro, porque este es el momento en el que dejo de pensar en por qué no tengo certezas, y así logro salir de la burbuja (y entrar en otra, quizás) que tenía, como regla principal, analizar cada comportamiento, cada sentimiento y sensación que me atravesara. Puede ser que me esté dando cuenta tarde, puede que todo lo que hacía conmigo ahora sólo lo haga con el resto, o puede ser que me esté anticipando y esto sea sólo pasajero. ¿Te digo la verdad?, no me interesa saberlo; no me interesa saber por qué me cansé de pensar antes de actuar, ni por qué estoy cómoda en el lugar que supe criticar. Me interesa seguir caminando, y que si el clima quiere cambiar, cambie...yo soy la misma cuando hace frío, no cambio de nombre cuando sale el Sol, ni de corazón cuando llueve.
Ahora estoy riéndome de toda esta situación, se nota que los años no vienen solos, en mi caso suelen traer consigo una pila de hojas escritas, listas de todo lo que cambié (para bien y para mal) con respecto al año anterior; en mi caso, traen cada vez más preguntas, de esas que parecen imposibles de responder, y con el tiempo van desenredándose solas; en mi caso, los años, me traen motivos para despreocuparme un poco más, y menos razones para estar mirando hacia atrás. Las incoherencias de la vida, los misterios de los años, y las certezas de los hipócritas, son los que me hacen sentir cada vez mejor con ésta nueva faceta; ya no creo conocerme, no sé cómo son las cosas, la verdad de la milanesa ni si existe o no el destino. Hoy, no me interesa saber cuánto durará mi visión sobre mí, ni cuánto falta para tener respuestas; simplemente porque hoy, no me interesa conocerme ni responderme.

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