No puedo ponerme en tu lugar, no puedo sentir lo que vos, ni pensar como vos lo hacés.
No quiero llenarte de consejos trillados, frases sin sentido, ni palabras en vano.
No me siento cómoda en el papel de despertador, pero tampoco en el del que mira sin querer ver.
No me interesa ser quien te saque de ésta, me interesa ser quien te ayude a elegir salir.
No estoy lista para verte así, ni vos lo estás (y espero, que jamás lo estés), así que no veo el motivo por el cual seguís caminando por esta cuerda floja. Tampoco quiero entenderte, yo necesito volver a verte como antes, realmente es una necesidad sentir que estoy hablando con la persona que elegí para caminar conmigo, abrazar a quien tantas veces me escuchó, sonreír por tu sonrisa, alegrarme por tu alegría, y compartir todo mi tiempo con vos.
Todo el equilibrio que estás buscando, lo tenés más cerca de lo que pensás, de lo que creés tener; no más cómoda incomodidad, ni acostumbramientos, definitivamente llegó la hora de revelarse y caminar hacia la montaña, aunque tengas que estrellarte contra ella; es el momento de dejar de pensar en los posibles resultados, en las respuestas de los demás. Es el instante, es el tiempo que te dice a los gritos, que dejes de guardarte lo que debe estar afuera, todo lo que no te pertenece, te susurra con claridad que ya estamos grandes para vueltas sin sentido, que no sirve de nada llorar por dentro para que el resto no vea tus lágrimas; el tiempo te está hablando, te sacude, te ruega que empieces a caminar por donde tendrías que haber arrancado desde un principio, que dejes el otro camino para quien realmente se merezca vivir una vida que no le pertenece. Escuchalo, porque él es el que te va a ayudar a volver a vos, a encontrar tu calma, junto con tu nombre y tu forma de pensar y ser. Es el tiempo el único que te hizo llegar a este punto, y él mismo te está cacheteando e incitando a que dejes de huir y enfrentes todo de una vez. Es lo único que puedo decir, desde la egoísta posición de quien sólo quiere recuperar lo que alguna vez conoció y eligió; desde mi corazón que te extraña, al tuyo que tan olvidado tenés.
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