Ese segundo previo al desahogo que hace que todo se paralice, que no exista nada más que el suelo y el cielo (y vos). Hay un momento en el que la mente se pone en blanco y no pensás..sólo sentís. Existe un instante mágico, con una energía única, que sólo se hace presente cuando todo está en silencio, cuando se espera por los primeros acordes que van a sonar en el suelo, en el cielo y en vos. Cuando sentís las vibraciones por debajo de tu cuerpo, es cuando ya no hay manera de explicar lo que se siente; se transforma todo lo que te pasó en la semana y todo lo que tenés que hacer para la próxima, en un mismo compás, que abre los ojos y te muestra que no estás solo. No estás solo porque hay otras energías en frente tuyo, mirándote y recibiendo todo de vos, observando tu alma desnuda que no hace más que brindarse a quienes quieran abrazarla; no estás solo, porque ahora tenés a los que te acompañan con una sonrisa y los dientes apretados, rezando para que todo salga bien, porque conocen tu esfuerzo, saben que tu compromiso y disfrute fue la causa (durante toda tu vida) de no estar presente en millones de eventos, de cambiar los mates por horas de desgaste físico y ensanchamiento del corazón, de llegadas tarde y quejas por el cuerpo que empieza a reclamar. Y una vez más te digo, que no estás solo porque estás con vos, porque es uno de los pocos momentos en los que tu compañía es lo único que necesitás y lográs conectarte, despejarte, descargarte y despertarte; no estás solo, porque desde el momento en el que esas primeras notas vuelan por dentro tuyo, hasta ese segundo de silencio que se hace entre el último sonido y el primer aplauso, todo lo que sos y siempre soñaste ser sale a pasear, y a mostrarte (y mostrarle a los demás) que tu danza te sigue salvando, que seguís encontrando el espacio en donde el alma y el cuerpo realmente son uno, el espacio en donde la mente se queda de espectador, el espacio para el que naciste y en el que, sabés, vas a pasar el resto de tu vuelo.
Existe un momento sin tiempo, en el que todo se paraliza y sólo existe el suelo, el cielo y vos.
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