Probá cerrando los ojos.
Probá sonriendo sin motivos.
Probá caminando sin destinos.
Probá mirando el cielo.
Probá sentándote en las nubes.
Probá cantando con el alma.
Probá abrazando todos los días.
Probá queriendo, amando, disfrutando.
Probá leyendo e imaginando.
Probá escuchando.
Probá olvidando.
Probá dejándote llevar.
Si lo que querés es tan simple que no tiene definición, tan corriente que no hay manera de explicarlo; si lo que necesitás es la claridad, la sencillez, la calidez que alguna vez supiste tener; si lo que extrañás es la mirada inocente de la infancia, la sonrisa espontánea y la carcajada que contagia; si lo que te falta lo tenés tan cerca que no lo diferenciás, si te hacés problemas porque tuviste que madurar, si te quejás porque así lo requiere la edad; si caminás por inercia, si titubeás al hablar, si te negás a mirar lo de siempre con la mirada de hoy; si tenés miedo a lo que viene, a lo que está pasando y a lo que no pasó; si te quedaste pensando en algún renglón..
(Tan fácil como Unir con flechas. Tan simple como natural. Siempre fue igual. Hay que probar.)
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