martes, 28 de diciembre de 2010

29 de diciembre de 2010


Sensación placentera si las hay, la de saber que estás por dejar todo atrás para comenzar de cero, respirando aire puro...viviendo. Nada más lindo que empezar a poner la mente en blanco y dejar de funcionar por unas horas, quizás hasta por unos días, sentir que la inercia te conduce hacia quién sabe dónde; puede ser que lo mejor de no pensar, sea no saber a dónde estás yendo.
No hay sensación que se compare a la del alma sin cuerpo, flotando un momento eterno, un segundo interminable o una eternidad efímera; sólo el alma suspendida esperando el instante perfecto para sumergirse en el cuerpo que renace, que revive, que comienza a ser.
Quizás la mejor parte de volver a mí sea saber que voy a dejar de ser la otra, la que espera y "se cansa de correr"; quizás lo más lindo de presentir la paz, sea saber que el quiere, puede, que el que siente, vive.

Es tan lindo sentirme en el aire, sabiendo que el aterrizaje es en suelo cálido, con agua que llega y se va (así como el cuerpo de mi alma), en nuevo año, en nueva vida, en nuevo cuerpo.



(quizás lo mejor de renacer, sea que es conmigo)

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