miércoles, 8 de agosto de 2012

Es sabido (o comúnmente pensado) que existen más de una realidad, lo cual es complejo de probar, incluso de asegurar; ¿cómo sé que tu definición de realidad es igual, o al menos similar, a la mía?. Tengo una teoría, quizás te sirva de comparación y podamos llegar a una conclusión (que aburrido): si desde mi punto de vista, la realidad es aquella palabra que sirve para graficar mentalmente un tiempo y espacio que transcurre naturalmente en la vida de todo ser viviente, que se identifica con los hechos y/o sucesos que ocurren actualmente y suele ser subjetiva, entonces, existen tantas realidades como momentos o situaciones (pasajeras o no) viva cada persona. Es decir, mi realidad actual es monótona y sedentaria, vista desde afuera..si me preguntás a mí, estoy pasando por un momento de ocio, de descargue, de creatividad. Dentro de unas horas, posiblemente minutos, mi realidad será un sueño.
No creo poder expresarme correctamente, al menos no como para que puedas entenderme. Lo que intento transmitir es simple, pero siento que lo complejicé. Como todo. Va de nuevo. Todo es realidad, incluso ese momento en el que mirás y creés estar en otro planeta, otro tiempo, uno en el que no hay tiempo; incluso ese instante que te sacude y te pide que bajes a la tierra; incluso esa persona que tiene todo para no ser real (y es lo más real que conocés hasta ahora). Todo lo que continuamente nos rodea es realidad. Difícil de entender, sobre todo porque uno tiende a idealizar ciertas cosas, y cree que lo que no es real es mejor, lo que no se puede tocar tiene que ser superior. Difícil de aceptar que lo que sentimos es real, cuando entra tanto en juego la mente y a veces manda información un tanto errónea. Es complicado, porque a veces la realidad pega; pero, ¿viste que hermosa realidad es aquella que parece inventada?. La más linda, sin dudas; la que se para enfrente tuyo y te pregunta si esto está pasando de verdad, la que te hace sonreír con sólo recordarla, la que frena el tiempo para que te des cuenta de que no necesitás nada más. La que está presente en todo el resto de las realidades diaras, la que no podés dejar de pensar ni un minuto, la única que no podés definir con exactitud, la que está en el límite de ser fantasía y de esa manera se convierte en la más verdadera.
Ésa realidad que se metió en el medio de mi cabeza cuando intentaba explicar algo que no creo haber explicado, ésa es la que me hace inmensamente feliz, sobre todo cuando aparece inesperadamente a interrumpir el resto de mis realidades.
Sin dudas, la más hermosa.


(No vas a poder comparar definiciones, a esta altura del asunto ya no puedo definir nada. Amén).

jueves, 19 de julio de 2012

Supe comprender, después de un tiempo de observación, que hay quienes nacen para ser viento y aceptan su destino pasajero, y existen los que no logran visualizarlo y prefieren ser árboles. El viento no es sólo aquel que recorre por los aires miles de tiempos y mundos, también es el que despabila la cara y mente de quienes más lo necesitan, es el que te hace cerrar los ojos y te dice: escuchame ser silencio, sé que vos podés; el viento es el que se te pone en frente y te desafía a que logres vencerlo, te obliga a caminar haciendo más fuerza, si es que realmente querés llegar a destino. Es el que, si lo necesitás, se te pone a favor y te hace pedalear con la simpleza con la que se respira, te ayuda a llegar con una sonrisa aunque la mañana esté fría. Quien elige ser viento, te mira a los ojos y es la brisa de verano que te hace pensar: acá me quiero quedar.
El árbol, sin embargo, prefiere mirar el mundo siempre desde su punto de vista; mira hacia todos lados, pero desde el lugar donde le tocó estar. A la vez busca llegar más allá de donde se supone debe quedarse, y se expande, se despereza y ramifica buscando las respuestas en el cielo (como el resto de los seres), pero sabiendo por dentro que su posición es la correcta; es también quien, sigilosamente, busca por debajo de la tierra otro tipo de información, nutriéndose sin que casi nadie lo pueda percibir. Esa información lo mantiene aferrado a sus principios, a su mirada con respecto a lo que lo rodea, y es quien le dice: preguntale al de arriba si tengo o no razón. ¿Qué dice el de arriba?, que cierre los ojos y lo escuche ser silencio...algo que un árbol sabe hacer, pero no logra encontrarlo en nadie más que en él. Quien elige ser árbol, te mira a los ojos y te dice que es experiencia, aunque sólo haya vivido en su pequeño mundo de certezas probablemente inventadas.
El árbol necesita del viento, para que se lleve lo que ya no le sirve más; ¿el viento necesita del árbol?..el viento no se hace esas preguntas.

Quien elige ser árbol, elige los cuestionamientos; quien sabe ser viento, sabe ser respuesta.


domingo, 1 de julio de 2012

Otro intento (y van..)

Hay cosas que pasan porque el destino así lo quiso, y otras que no...¿cuántas veces forzaste una situación para que  el resultado sea el que vos buscabas?, ¿cuánto tiempo te llevó pintar el paisaje soñado sin siquiera mirar alrededor (para no cambiar tu presente inventado)?; y..¿cuántos días más vas a dejar pasar sin hacer lo que querés hacer?. No sé por qué te pregunto (¿por qué pregunto?), al fin y al cabo hice todo lo posible por abrirte los ojos, y ahora tengo unas ganas inmensas de abrazarte, de decirte que te equivocaste (groso) y que, sin embargo, sigo acá; de hecho, te lo demostré..de hecho, sigo pensando que esto te llega, te pega y no rebota, lo asimilás, te duele y no hacés nada para cambiarlo, no hacés nada para ser feliz. Y vuelvo a pensar, y está la posibilidad de que todo te importe poco y nada...no, en realidad no existe. Sigo esperando el café, la conversación en una plaza o en donde más quieras verme..sigo pensando que lo que elegís no es lo que te hace bien, lo que te hace bien sigue esperando que toques la puerta y sonrías (lo hacías tan bien). Los que te hacemos bien, te queremos ver bien, te queremos ver y, por sobre todo, te queremos.

domingo, 17 de junio de 2012

De hoy y ayer.

Se ríe y pinta. Siempre apaga el fuego cuando el agua ya está hervida. Toma un mate (frío). Se ríe y canta (gritando). Toma helado de limón. Baila sin música y escucha los aplausos de fondo. Va al kiosko en pantuflas. Da hermosos abrazos. Se ríe y canta (gritando, otra vez) el mismo tema de Fito. Le brillan los ojos y mira un punto fijo. Le tiene miedo a los payasos. Se duerme y no se da cuenta. No puede parar de pensar ni un segundo. Se ríe y desaparece todo lo demás. Tiene un ojo más chico que el otro. Sonríe para un solo lado. No sabe batir bien el café. Es difícil decirle que no (o que acepte un no como respuesta). Se pone una media de cada color. Se ríe a carcajadas esté donde esté. Se pone nervioso muy fácil. Me regala un alfajor. Habla con la kioskera sobre caballerosidad. Le pone muchos aderezos al pancho. No sabe disimular situaciones. Con el frío se vuelve más inestable. Mira el cielo y se pierde. Habla hasta por los codos. Camina con un ritmo distinto. Se enoja rápido. No puede dejar quietas las manos mientras habla. Y si está muy concentrado mira un punto fijo y no escucha otra cosa. Tiene una mirada infinita, transparente. Es muy inquieto. Se encuentra personajes en cada esquina. Se hace amigo de esos personajes. Tiene una uña morada (estoy segura de que se le va a caer). Juega con un pasto en la boca. Viene caminando con una rama en la mano. Me tira pasto en la cabeza. Me vuela la cabeza. Habla de las nubes y se pierde otra vez. Habla del Sol, la Luna y las estrellas, y parece que no estuviese sobre la Tierra. Se ríe y sigue volando. Se hace amigo de los perros (aunque algunos le pasen malas jugadas). Es muy peleador. Toma una yerba horrible. Solía tener un rulito muy gracioso. Cuando tiene miedo abraza más fuerte que de costumbre. No le gusta Plaza Rocha. Le gusta viajar y le sale muy bien. Hizo una torta con muchos chocolates (que nunca probé). Se ríe y tiene algo que me hace sentir diferente. Se acerca y lo encuentro. Se queja de que no como galletitas. Llega tarde y dudo si va a venir. Nunca dice Hola Juli cuando llama por teléfono. Aparece en un bar y automáticamente el resto no tiene sentido. Ahora los perros lo muerden. Globos en una mano y caramelos en la otra. Pasa, se sienta, y lo pinto. Me habla y me llama muchísimo la atención.
Una simple confirmación.
Y antes...seguramente se reía, y yo sonreía imaginando tener algún día esa mirada, ese abrazo, ese payaso que agiganta el alma, eso que no se puede explicar y de repente te hace sentir de otro planeta. Antes, probablemente, nos estábamos inventando.

viernes, 8 de junio de 2012

Instrucción de vuelo -

Ese segundo previo al desahogo que hace que todo se paralice, que no exista nada más que el suelo y el cielo (y vos). Hay un momento en el que la mente se pone en blanco y no pensás..sólo sentís. Existe un instante mágico, con una energía única, que sólo se hace presente cuando todo está en silencio, cuando se espera por los primeros acordes que van a sonar en el suelo, en el cielo y en vos. Cuando sentís las vibraciones por debajo de tu cuerpo, es cuando ya no hay manera de explicar lo que se siente; se transforma todo lo que te pasó en la semana y todo lo que tenés que hacer para la próxima, en un mismo compás, que abre los ojos y te muestra que no estás solo. No estás solo porque hay otras energías en frente tuyo, mirándote y recibiendo  todo de vos, observando tu alma desnuda que no hace más que brindarse a quienes quieran abrazarla; no estás solo, porque ahora tenés a los que te acompañan con una sonrisa y los dientes apretados, rezando para que todo salga bien, porque conocen tu esfuerzo, saben que tu compromiso y disfrute fue la causa (durante toda tu vida) de no estar presente en millones de eventos, de cambiar los mates por horas de desgaste físico y ensanchamiento del corazón, de llegadas tarde y quejas por el cuerpo que empieza a reclamar. Y una vez más te digo, que no estás solo porque estás con vos, porque es uno de los pocos momentos en los que tu compañía es lo único que necesitás y lográs conectarte, despejarte, descargarte y despertarte; no estás solo, porque desde el momento en el que esas primeras notas vuelan por dentro tuyo, hasta ese segundo de silencio que se hace entre el último sonido y el primer aplauso, todo lo que sos y siempre soñaste ser sale a pasear, y a mostrarte (y mostrarle a los demás) que tu danza te sigue salvando, que seguís encontrando el espacio en donde el alma y el cuerpo realmente son uno, el espacio en donde la mente se queda de espectador, el espacio para el que naciste y en el que, sabés, vas a pasar el resto de tu vuelo.
Existe un momento sin tiempo, en el que todo se paraliza y sólo existe el suelo, el cielo y vos. 

jueves, 10 de mayo de 2012

Teoría

Probá respirando profundo.
Probá cerrando los ojos.
Probá sonriendo sin motivos.
Probá caminando sin destinos.
Probá mirando el cielo.
Probá sentándote en las nubes.
Probá cantando con el alma.
Probá abrazando todos los días.
Probá queriendo, amando, disfrutando.
Probá leyendo e imaginando.
Probá escuchando. 
Probá olvidando.
Probá dejándote llevar. 

Si lo que querés es tan simple que no tiene definición, tan corriente que no hay manera de explicarlo; si lo que necesitás es la claridad, la sencillez, la calidez que alguna vez supiste tener; si lo que extrañás es la mirada inocente de la infancia, la sonrisa espontánea y la carcajada que contagia; si lo que te falta lo tenés tan cerca que no lo diferenciás, si te hacés problemas porque tuviste que madurar, si te quejás porque así lo requiere la edad; si caminás por inercia, si titubeás al hablar, si te negás a mirar lo de siempre con la mirada de hoy; si tenés miedo a lo que viene, a lo que está pasando y a lo que no pasó; si te quedaste pensando en algún renglón..


(Tan fácil como Unir con flechas. Tan simple como natural. Siempre fue igual. Hay que probar.)

viernes, 4 de mayo de 2012

II

Café en mano (otra vez). Se pone derecha. Eso sólo pasa cuando le duele mucho la espalda. Cosa rara. Hoy no le duele la espalda y, sin embargo, se enderezó. Piensa en varias cosas a la vez. Y escribe todo mezclado como si estuviera nerviosa. ¿Estuviera o estuviese?. Siempre se complicó con esos verbos. El café ya está frío. Le pasa seguido cuando se tilda. Se tilda cada vez con más frecuencia. Siente que es algo así como desmayarse sin hacerlo. Como un apagón de todos los sentidos a la vez. Se reinicia. Eso. Y vuelve a prenderse como si nada hubiera (o hubiese) pasado. Y sigue el monólogo con naturalidad. Se pregunta cuántas veces más va a hacer esto. Esto de hablar sin decir nada. Esto de no decir las cosas. Pero a la vez las está diciendo. Siente que en el fondo algo está transmitiendo. Mira el reloj. Invento jodido el tiempo. No tendría que estar pensando en las horas. Tendría..fea conjunción. Se levantó un tanto inconformista. Al menos se da cuenta y puede seguir el día de manera distinta. No sabe por dónde empezar. Ni con qué terminar primero. Ni por qué escribe todo lo que piensa. Ni por qué piensa más cuando se pone a escribir. Ni por qué se inventó la palabra "ni". Ahora le suena graciosa, la dijo muchas veces. Le pasa muy seguido. Una vez le pasó con la palabra "sacerdote". No sé qué es lo que la llevó a decirlo. No le gusta la palabra sacerdote. Le gusta el Sol. Verlo sonreír. Tomar helado en Otoño. Cuidar a Cartolina. Hablarle a su gato como si la escuchara. Inventar la posible respuesta de él y seguir una conversación. No le gusta tomar el colectivo con horarios. No le gustan los horarios. Aunque cuenta los minutos que faltan para el encuentro. Le gusta viajar sin previo plan. El mar. La lluvia de verano. Tener una canción para todo. La cara que pone cuando se enoja. No le gusta repetir las cosas. No le gusta que le hagan repetir las cosas. No le gusta que le repitan las cosas. Le gusta correr en la playa. El mate amargo. La gente feliz. La felicidad de la gente. No le gusta mentir. Pero perdona las mentiras. No sabe si lo que dijo es verdad. No se da cuenta con facilidad cuando se miente a sí misma. Le gusta reírse de sus pavadas. Le gusta escribir. Le gusta pensar. Le gusta sentir. No le gusta la palabra "No". Le gusta hablar en tercera persona. No le gusta que hablen en tercera persona. Le gusta saber que es complicada y le gusta que a ciertas personas les guste. Le gustan más cosas que las que le disgustan. Le gusta volar. Soñar. Pensarlo. El café. Pero el si está caliente. Bailar. Sus amigos. Sobre todo sus amigos. Y sonríe. Ahora sin café. Sonríe y baja la mirada. Sonríe y piensa. Lindo  Sol. Lindo día.

viernes, 27 de abril de 2012

A-tiempo

Fechas. Retengo números, y a cada uno le corresponde un significado. Me acuerdo de tu cumpleaños, del día en el que lloré por alguien con vida, de la hora exacta en la que nací, del mes que más me gusta del año, del año que más me gusta de mi vida, del momento exacto que marcó un antes y un después.
Fechas. Retengo fechas que creo importantes, otras que no cambian en absolutamente nada mi presente, y algunas (muy pocas) que quiero dejar de recordar, dejar de verlas venir en el calendario con cara amenazante y pinta de pocos amigos. Me gustaría no tener memoria para ciertas cosas, y también encontrar el por qué de ciertas lagunas mentales. Me encantaría (..ría, ..ría) pensar en mi infancia y tener en mi cabeza nombres de compañeros, caras de maestras, bancos distribuidos por el aula, años que marquen fin y comienzo de las etapas; pensar en mi familia y asociar nombres con caras actuales, sonreír con ciertos nombres que, por el contrario, me hacen bajar la mirada, desterrar hora y día en el que se fue (mucho antes de esa hora y día en el que falleció). Y sería más feliz si los días claves, esas fechas que pesan y cada año un poco más, tuvieran un vencimiento; en tal caso, yo realmente miraría a ese número y a su correspondiente significado, como un paso más a la libertad.
Si las fechas no existieran, igual las inventaríamos de algún modo, las nombraríamos de distinta manera, y así seguirían permaneciendo presentes; incluso, si no existiera el tiempo, calendario y todo lo que quieras meter en este problema de los números y letras que fechan, así y todo cada uno tendría su manera de llamar a ese momento importante que merece ser recordado. Y acá viene la parte en la que me contradigo, porque ahora vuelvo a esto que alguna vez intenté explicar, esto de que todo momento, sea bueno o no tanto, debe tenerse presente, tiene que estar latente para poder avanzar; debemos tener memoria para saltar lo que, sabemos, nos perjudicará, para pasar obligadamente por aquello que, creemos, nos dejará una gran anécdota; debemos tener memoria para saber distinguir entre lo que dejamos atrás, lo que seguimos arrastrando, y lo que queremos llevarnos al día que se nos viene. Debemos tener memoria para vivir todos los días de manera distinta, para no repetir errores, para cambiar finales, volver a ciertos principios y desatar algunos nudos. Pienso que tenemos una memoria, que está para ser usada, y que ahora mismo me recuerda que esto ya lo pensé hace bastante, lo dije, lo escribí, lo releí y hoy lo contradije...pero lo recordé (a tiempo). Pienso que tengo una memoria que hace que haya dialogado conmigo durante un tiempo considerable, si es que quieren considerar el tiempo; y creo en mi memoria, creo en su capacidad para resaltar ciertas fechas en mi mente y así mostrarme cómo puedo enroscarme y salir (casi) ilesa.
Fechas. Y ahora sólo tengo una que no para de dar vueltas por mi cabeza, que me lleva a navegar por un río de días y meses que no saben cómo conjugarse, que me sacan una sonrisa y hacen que me olvide de lo malo de las fechas (porque, ahora, ya perdieron significado).

miércoles, 11 de abril de 2012

Incontables maneras de describirlo, de "nombrarlo", de recordarlo y dibujarlo; eterna la sonrisa que viene después de su cara, de su imagen, de su voz. Una sola es la sensación que acompaña cada palabra, una sola es la mirada que asegura que hoy somos nosotros porque mañana no nos importa; uno solo es el abrazo que me dice que hoy somos primavera bajo Sol de otoño, somos flor naciente entre hoja seca, somos los locos que siguen saludando a pesar de la estación.
Incontables definiciones, y el silencio lo dijo todo.

lunes, 5 de marzo de 2012

Así, piantao..

Decidió, en medio de la lluvia, subirse a la ilusión super-sport y dejar que el resto venga solo. No sé cuánto tiempo pasó desde que cerró los ojos hasta que se encontró, mirando desde arriba, cómo la gente le daba la espalda; pueden haber sido minutos, horas, o suspiros. Divisó unos pocos locos que, riéndose solos y abriendo los brazos para ocupar más espacio, entregaban una imagen digna de película romántica (de esas que no miro, pero son fáciles de imaginar); esos desquiciados se reflejaban en las nubes, las cuales a esta altura se habían convertido en inmensos charcos grises (como el asfalto, pero mucho más arriba), y sacaban una sonrisa a los que se refugiaron bajo un techo, los que se escondieron de las bendiciones porque dicen tener una sóla religión, una que no habla de milagros tan simples como la lluvia. Aquellas personas que no quisieron perderse la magia, van a quedar en su álbum de fotos mentales para siempre, van a ser parte del recuerdo que logra sacar suspiros (de los felices); ellos, que van medio corriendo y medio saltando, no tienen apuro para llegar a ningún lado...ellos son los que se visten de colores en un atardecer que los refleja, y de a poco va tomando sus tonalidades, rindiéndoles homenaje por semejante show. Esa gente, hermosa gente, es la que hace que ahora ella esté planeando por sobre los árboles, mojándose con el agua sagrada, dejándose llevar por el viento que levantaron las banderitas que tienen en cada mano aquellos locos.
Y así sigue, mirándolos una y otra vez, elevándose más y más a medida que la lluvia decide cuánto tiempo se va a quedar. Así, acostada en una de las nubes más cómodas, te vio a vos...y los locos siguen bailando, y ella lo único que puede ver es esa sonrisa que iluminó el cielo al mirarlo; y los locos siguen bajo el agua, y vos también, y ella te ve sólo a vos. Así, con el corazón desvelado, no sabe si bajar para acostarse en el pasto y zambullirse en el cielo, o quedarse arriba y contemplarte a vos.
Y los locos, ahora que la lluvia se fue a descansar, decidieron hacerle compañía y ya parece que no están; y vos en la vereda tomando mate, y ella subida a esa ilusión super-sport, y todos saliendo a la calle nuevamente.
Los locos adentro, los religiosos afuera, ahora vos en el cielo, y ella también.
Así, los dos en una nube mirando alrededor, ahora escuchan la lluvia que volvió, y cantan a media voz....

jueves, 9 de febrero de 2012

Cielo de tí

Tanto alabar a la creación, y ahora sos la estrella más brillante de la galaxia en la que tantas veces te perdiste. Tanto así y más, me pierdo en las tuyas, me encandilaré por siempre con tu eterno brillo, y seguiré suspirando cada vez que te acerques a contarme tus aventuras por el espacio. Una vez más, la inspiración sos vos..hoy y siempre.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Click

Guardar Ahora. Click y ahí se termina (o empieza) la historia.
Cuántos momentos logré guardar con un pestañeo, y cuántos más caben en la memoria aún.
Tengo algo para decirte, a vos que decidiste leerme: todos tenemos ese botón que lleva al instante un recuerdo al lugar indicado; no dejemos que, con el tiempo, se vuelva más importante el que nos permite Eliminar lo que alguna vez quisimos perpetuar.
Hoy tengo un millón de imágenes y videos que decidí archivar, pero no para que junten polvo, sino para que vuelvan a mi cabeza cada vez que los necesite, cada vez que quiera mirar el cielo, suspirar y sonreír.
Hoy tengo muchos momentos guardados que me generan algo indescriptible, porque realmente no logro definir lo que se siente cuando abrazo, cuando me río con esa gente que nunca falta, cuando te despido, cuando te extraño (sobre todo cuando te extraño), cuando agarrás la guitarra y mirás fijas las cuerdas hasta recordar los acordes, cuando te veo con la mirada perdida y cantando alguna canción por dentro con una sonrisa que contagia, cuando intentás explicarme cosas difíciles con palabras más difíciles aún, cuando te veo disfrutar de tu arte sobre el escenario, cuando me mirás y te entiendo absolutamente todo lo que me querés decir, cuando (por fin) aparecés y tu silencio me llena; no logro decir lo que me genera volver a verte, escucharte hablar con el entusiasmo que te caracteriza, verte reír a carcajadas de una de esas pavadas que decimos, ver cómo observás el cielo con los ojos bien abiertos y asombrados, verte llegar y sentir el abrazo.
Hoy no puedo imaginar la cantidad de momentos que guardé en el poco o mucho tiempo que te conozco, ni los que puedo llegar a poner en el mismo lugar con el correr de los días; pero sí te digo, a vos que decidiste leerme, que estás en esos momentos y estarás en los que vengan. Sí puedo decirte que gracias a vos mi presente está repleto de sonrisas y de esos indescifrables pero hermosos sentimientos. Sí puedo afirmar que, gracias a vos, no necesito el botón de Eliminar.
Tengo algo para decirte a vos que decidiste leerme: gracias.

Guardar Ahora. (y empieza otra historia)

domingo, 15 de enero de 2012

Y me voy otra vez, como siempre en esto que va de mi vida. No puedo quedarme quieta, a menos que la falta de movimiento sea parte de un instante creado por mí para observar el entorno y comenzar la próxima coreografía. Mis momentos de quietud son los silencios entre tema y tema de un cd, son las bocanadas de aire desesperadas y tranquilizadoras que se encuentran en medio de un show, son iguales al oxígeno que entra al pisar un escenario, y al que sale en forma de suspiro cuando me bajo de él.
Me voy a cerrar los ojos y ver lo mismo, pero sobre otro suelo; me voy a escribir, soñar, leer, relajar (otra vez), dibujar, inventar, correr, abrazar, construir, dejar ir, recibir, permitir y extrañar.
Me voy, y espero volver como quiera estar, como tenga que ser, y encontrarte acá.