Abrir los ojos en las malas para pegar el volantazo a tiempo, porque dormidos manejamos por el carril equivocado; y no te dejes llevar por la masa que parecen gritarte desde sus autos lo que tenés que hacer con el tuyo, tanto que a veces les prestás el volante sin darte cuenta; no te dejes vencer por el embotellamiento que tanto te ataca, porque despacio se llega..despacio y despierto; y no pases cuando el semáforo está rojo, porque esperar unos minutos para acordarte a dónde estabas yendo es mucho más importante que pisar el acelerador y doblar en la esquina que todos doblan; pero si está verde no dudes, no pares porque te chocan, no te satures porque te pasan; y que el humo de la ciudad no te asfixie ni te nuble la visión, podés evitar que contaminen tu camino si ponés límite de velocidad a tiempo; y que el manual de las calles esté a mano, porque andar siempre por el mismo pueblo estanca la imaginación y el conocimiento..te conocés tan de memoria las mismas seis direcciones que terminás haciendo de tu barrio, tu único país; y que estas recomendaciones te resuenen adentro cada vez que decidas bajar del auto en marcha, cada vez que tengas ganas de clavar los frenos y quedarte ahi..porque te gusta el paisaje, cada vez que el vidrio esté empañado, cada vez que el aire adentro esté viciado...cada vez que el viaje de placer se vuelva intolerable.
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