Es hora de obligar a nuestras pesadillas delatar el escondite de los sueños, e ir a rescatarlos por más vidas que nos lleve. Porque ya es tiempo de salvar lo nuestro y fugarnos pero sin escaparnos, y sin las voces pregoneras de un mundo desvastado, sin las salidas de emergencia que nos venden en cada esquina, sin la cobardía de estos raros humanos nuevos.
Es hora de cambiar la cara pegada en ese estático reflejo, esa que te obliga a amoldarte a ella cada vez que te ves en el espejo. Porque ya es tiempo de que el resto te vea como sos, sin correr y caminando a paso lento, sin la prisa de quien necesita verse para reconocerse, sin la imagen distorcionada de un alma sin cuerpo.
Es hora de obligar a nuestras pesadillas delatar el escondite de los sueños, para poder cambiar la cara pegada en ese estático reflejo.
Es hora de cambiar la cara pegada en ese estático reflejo, esa que te obliga a amoldarte a ella cada vez que te ves en el espejo. Porque ya es tiempo de que el resto te vea como sos, sin correr y caminando a paso lento, sin la prisa de quien necesita verse para reconocerse, sin la imagen distorcionada de un alma sin cuerpo.
Es hora de obligar a nuestras pesadillas delatar el escondite de los sueños, para poder cambiar la cara pegada en ese estático reflejo.
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